sábado, 13 de octubre de 2012

HAY QUE PENSAR COMO LOS ANIMALES



Temple Grandin
Departamento de Ciencia Animal
Colorado State University
Fort Collins, Colorado 80523-1171
Publicado en Western Horseman, noviembre de 1997, pp.140-145
Traducción del Dr. Marcos Giménez-Zapiola


Temple Grandin es profesora asistente de Ciencia Animal en Colorado State University. Es autora del libro Thinking in Pictures. Sus presentaciones televisivas incluyen los programas 20/20, CBS This Morning y 48 Hours. La Dra. Grandin padece de autismo, y su propia experiencia le ha servido para entender el comportamiento de los animales. Dicta un curso sobre manejo de animales en la Universidad y es consultora sobre diseño de instalaciones para el trabajo con ganado. Este artículo presenta una visión única, propia de una persona dotada de una comprensión singular.


Siendo una persona que padece de autismo, me resulta fácil entender cómo piensan los animales, pues mis procesos de pensamiento son similares a los de ellos. El autismo es un trastorno neurológico con que nacen algunas personas. Los investigadores científicos del autismo creen que es causado por el desarrollo inmaduro de algunos circuitos cerebrales, junto con el desarrollo excesivo de otros circuitos. Es un trastorno complejo, cuya gravedad varía entre las versiones leves (como la mía) y las graves, en las que el niño está incapacitado para aprender a hablar. La película Rain Man describe a un hombre que sufre de una versión bastante grave de la enfermedad.
Yo carezco de todo tipo de pensamiento basado en el lenguaje. Mis pensamientos son en imágenes, como si tuviera una cinta de video en la mente. Cuando rescato algo de mi memoria, solamente veo imágenes. Durante mucho tiempo, pensé que todo el mundo pensaba así, hasta que comencé a hablar con otras personas sobre la forma en que pensaban. Comprendí que hay una escala muy amplia en los estilos de pensamiento, desde el pensamiento totalmente visual, como el mío, hasta el pensamiento totalmente verbal. Los artistas, los ingenieros y los buenos entrenadores de animales, tienden a tener un pensamiento muy visual; los contadores, los banqueros y la gente que opera en los mercados de futuros tienden a desarrollar un pensamiento muy verbal, y sus procesos mentales contienen escasas imágenes.
La mayoría de las personas usan una combinación de ambas herramientas, las visuales y las verbales. Varios años atrás, ideé un pequeño test para descubrir qué estilo de pensamiento tiene una persona. La consigna era pensar en campanarios de iglesias. La mayoría de las personas tendrán en mente la imagen de un campanario genérico. Yo sólo puedo pensar en campanarios específicos, no puedo formarme una imagen genérica de campanario. Las imágenes de campanarios que mi memoria guarda comienzan a fluir por mi mente como si fueran diapositivas que uno pasara muy rápidamente, o como imágenes en la pantalla de una computadora. En el otro extremo, los pensadores altamente verbales llegan a "ver" la palabra "campanario", o ven una imagen simplificada con forma de campanario.
Una vez, en una estación de radio, hablé con una persona que me dijo que jamás había tenido una imagen en su mente. Ella pensaba en términos de emociones y de palabras. He comprobado que las personas cuyo pensamiento es muy verbal y que trabajan en profesiones abstractas, como los agentes de bolsa o los vendedores, suelen tener dificultad para entender a los animales. Dado que sólo piensan en palabras, les resulta difícil imaginar que un animal pueda pensar. He descubierto que los entrenadores de animales que son realmente buenos tienden a imaginar campanarios más detallados. Me resulta claro que las aptitudes para el pensamiento visual son indispensables para el entrenamiento de caballos, pero suele suceder que los pensadores visuales no tienen la capacidad para verbalizar y explicar a otros qué es lo que ellos "ven".

El pensamiento asociativo

Una vez, un entrenador de caballos me dijo: "Los animales no piensan, solamente hacen asociaciones". Yo le respondí a esto diciéndole "Si hacer asociaciones no es pensar, entonces debería llegar a la conclusión de que yo no pienso". Tanto la gente que padece de autismo como los animales piensa mediante asociaciones visuales. Estas asociaciones se asemejan a fotografías de sucesos, y tienden a ser muy específicas. Por ejemplo, un caballo puede tenerle miedo a los hombres con barba cuando los ven dentro del galpón, pero tolerarlos en la pista de equitación. El animal teme a los barbudos en el galpón porque en el pasado tuvo una mala experiencia con un barbudo en un galpón.
Los animales también tienden a hacer asociaciones que son específicas para un lugar determinado. Esto significa que si un caballo tuvo anteriormente malas experiencias en un galpón con claraboyas, quizás le tenga miedo a todos los galpones con claraboyas pero no tenga problemas en un galpón de techo cerrado. Por esta razón es muy importante que la primera asociación de un animal con algo nuevo sea una buena experiencia.
Hace unos años, un científico llamado N. Miller descubrió que si una rata recibía un choque eléctrico la primera vez que entraba a un pasillo de un laberinto, jamás volvería a entrar a ese pasillo. Lo mismo puede suceder con los caballos, Por ejemplo, sin un caballo se cae al suelo la primera vez que se lo sube a un acoplado de transporte, posiblemente le tome miedo a todos los acoplados en que se lo quiera hacer subir. En cambio, si se cae en un acoplado para que viajen dos caballos lado a lado, la vigésimo quinta vez que es embarcado en uno de ellos, es probable que haga una asociación más específica. En vez de asociar a todos los acoplados con una experiencia dolorosa o atemorizante, podrá tenerle miedo a los acoplados dobles, o a una persona asociada con el "acoplado malo". Ya ha aprendido, en experiencias previas, que los acoplados son seguros, de modo que es difícil que desarrolle un miedo genérico hacia ellos.

El miedo es la principal emoción

En los autistas, el miedo es la emoción más importante, y también lo es en los animales de presa, como los caballos y las vacas. Las cosas que asustan a equinos y bovinos también asustan a los niños autistas. Cualquier cosa que parezca fuera de lugar, como un pedazo de papel llevado por el viento, puede causar temor. Los objetos que se mueven bruscamente son los que más miedo provocan. En la vida salvaje, los movimientos bruscos son temibles porque los predadores hacen movimientos bruscos.
Tanto los animales como las personas que padecen de autismo también tienen miedo a los ruidos agudos. Yo misma todavía tengo problemas con estos ruidos. La alarma que tienen los camiones recolectores de basura cuando marchan hacia atrás aún hoy me acelera el pulso si me hace despertar en medio de la noche. El estruendo de los truenos, en cambio, no me afecta. Las especies de presa, como los vacunos y los equinos, tienen oídos muy sensibles, y un ruido fuerte puede hacerles doler. Cuando era niña, el sonido del timbre en la escuela era como un torno de dentista en mi oído. Es posible que el sistema de altavoces en una exposición equina tenga un efecto similar en los oídos de los caballos.
La gente que tiene autismo posee emociones, pero son más simples y más parecidas a las emociones de un miembro de una especie animal de presa en estado de vigilancia. Los investigadores en neurología han localizado los circuitos del miedo en el cerebro de los animales. Cuando un animal fija un recuerdo del miedo, éste se almacena en la amígdala, que está ubicada en la parte inferior, más primitiva, del cerebro. J.E. LeDoux y M. Davis han descubierto que los recuerdos del miedo no pueden ser borrados del cerebro. Por eso es tan importante impedir la formación de recuerdos de miedo asociados a ser montados por un jinete o subir a un acoplado, etc.
Para que un caballo que ya ha sufrido miedo a los acoplados pueda superarlo, es preciso que los centros superiores de la corteza cerebral envíen a la amígdala una señal supresora del miedo. Esto se denomina sobreimposición cortical, y es una señal que bloqueará el recuerdo del miedo, pero no lo borrará. Si el animal se torna ansioso, el viejo recuerdo del miedo puede aflorar nuevamente, pues la corteza cerebral deja de enviar la señal supresora del miedo.
Los comportamientos basados en el miedo son complejos. El miedo puede hacer que un caballo luche o huya. Por ejemplo, muchas veces cuando un caballo patea o muerde, se debe al miedo y no a la agresión. En una situación atemorizante en la que el caballo no tiene posibilidades de huir, aprende a luchar. Los entrenadores de perros han descubierto que cuando castigan una conducta basada en el miedo, la reacción puede ser peor. Cuando un caballo retrocede, patea o se porta mal durante el entrenamiento, puede hacer que el entrenador se enoje, y piense, equivocadamente, que el caballo también está enojado. Pero es mucho más probable que el caballo esté asustado. Por eso es importante que los entrenadores equinos sean personas tranquilas. Un entrenador enojado puede darle miedo al caballo. Hay muchas situaciones donde un caballo puede ser realmente agresivo hacia la gente, pero cuando retrocede, patea o se desboca mientras es entrenado o montado, es mucho más probable que tenga miedo.

El efecto de la genética

En todos los animales, tanto los factores genéticos como la experiencia determinan cómo se comportarán ante una situación que les provoque miedo. La temerosidad es un rasgo estable de la personalidad y el temperamento de los animales. Los animales de temperamento levantisco, nervioso, son generalmente más temerosos, y forman recuerdos del miedo más fuertes que los animales de temperamento calmo y plácido. Las investigaciones sobre porcinos realizadas por Ted Strong y sus estudiantes en Texas A&M University han demostrado que algunos cerdos se habitúan a un procedimiento forzado pero no doloroso, mientras que otros se tornan cada vez más miedosos ante el mismo. Por ejemplo, se puso a los cerdos en un estanque donde tenían que nadar por un breve tiempo. Al principio, esta tarea era atemorizante para todos los cerdos, y hacía que les subiera el nivel de adrenalina, que es una sustancia que segregan tanto animales como humanos cuando tienen miedo. Luego de varias pruebas de natación, algunos cerdos se habituaban y ya no sentían miedo, mientras que otros seguían teniendo miedo en las pruebas sucesivas. En los cerdos que no se acostumbraban, el nivel de adrenalina seguía siendo alto, lo que demuestra que seguían teniendo miedo.
Es posible que los caballos podrían responder de manera similar a distintos métodos de entrenamiento. Los caballos de carácter plácido y sereno tendrán más probabilidades de adaptarse a métodos rudos de manejo y de entrenamiento que aquellos que tengan un carácter tenso y fogoso. Estos, en cambio, pueden ser arruinados por los métodos de manejo rudos, pues adquieren tanto miedo que no logran aprender o habituarse.
En igual sentido, un animal dotado de un sistema nervioso calmo y poco reactivo se habituará más fácilmente a una serie de prácticas de entrenamiento forzosas pero indoloras, a las que el animal huidizo, tenso y nervioso quizás no logre adaptarse nunca. Los caballos que están constantemente sacudiendo sus colas aunque no haya moscas, o que mantienen levantadas sus cabezas, suelen ser animales temerosos. En la vida salvaje, los equinos alzan sus cabezas para detectar el peligro.

Los efectos de la novedad

Como criatura de fuga que es el caballo, sus reacciones ante situaciones novedosas o inusuales, o cuando se encuentra en lugares que no conoce, pueden servir para captar su verdadero temperamento. El científico francés Robert Dantzer descubrió que una novedad súbita, arrojada sin preámbulos en la cara del animal, puede ser muy estresante. Un caballo de naturaleza tensa y temerosa puede ser tranquilo y bien educado cuando se lo monta en su hogar. Sin embargo, su verdadero temperamento está oculto, pues se siente distendido y seguro en su entorno familiar. Cuando se lo enfrenta bruscamente con las imágenes y los sonidos desconocidos de una exposición equina, puede estallar sin aviso previo. Los caballos que tienen más dificultades en situaciones novedosas son los más tensos y temerosos. En la exposición, habrá muchas imágenes y sonidos que no son habituales, como los globos y los altavoces, que jamás han sido vistos u oídos en su hogar. Un animal nervioso está en calma mientras permanece en un entorno familiar, que ha aprendido a reconocer como seguro, pero probablemente entre en pánico cuando se lo enfrente súbitamente con cosas nuevas.
Lo paradójico de la novedad es que puede ser extremadamente atractiva a un animal cuando éste puede acercarse voluntariamente a ella. Un pedazo de papel en un pastizal puede hacer que un caballo curioso se acerque a verlo, pero el mismo papel, tirado en la senda de equitación, puede inhibirlo. La gente que trabaja con caballos y otros animales necesita pensar más sobre la forma en que ellos perciben las situaciones en que los ponemos.


Victoria amazonica


Victoria Regia es un nenúfar sudamericano colosal que fue descubierto en el río Paraná en 1801 por Tadeo Haenke.


Victoria regia o Victoria amazónica, es una flor amazónica colosal, que según los indígenas representa a la bella india Nahué que se enamoró del dios luna y se lanzó a las aguas del Amazonas en busca del amado. El dios Tupi convirtió a Nahué en la bella flor, con una gigante hoja redonda del color del amor perdido, quedando así, unidos para siempre.
Javier Ocampo López,  “Mitos y leyendas latinoamericanas”


El nenúfar de la Amazonia o lirio de agua Victoria, es un nenúfar gigante. Sus hojas pueden soportar hasta 60 kilos, y miden hasta 2m de ancho. En la parte inferior de la hoja y el tallo tienen grandes espinas para disuadir a los manatíes y peces herbívoros. Se dice que su red de costillas de apoyo inspiró el diseño del Palacio de Cristal de la Gran Exposición de Londres en 1851.



Los bordes perpendiculares de 10-20 cm, de color verde y reticuladas por la cara superior, rojizas y con la nerviación dispuesta en espiral en la cara que se halla en contacto con el agua. La venación de estas hojas presenta una arquitectura muy peculiar. Sus hojas crecen rápidamente, hasta 20 o 25 cm al día.

Otro aspecto interesante de esta planta, es su reproducción. Estas producen unas flores blancas del tamaño de un melón que se abren por la noche y emanan un fuerte perfume, su néctar atrae a los escarabajos para que entren a alimentarse dentro de la flor, durante el festín, el polen se adhiere a sus cuerpos pegajosos de néctar. Con los escarabajos aún dentro la flor se cierra, se convierte a púrpura y pierde su aroma. A la mañana siguiente y una vez polinizada, se abre y los escarabajos vuelan hacía otras flores blancas, siguendo el proceso de polinización cruzada.
Roger Harris & Peter Hutchison, “Amazonas”

miércoles, 6 de junio de 2012

RECOMENDACIÓN

la recomendación del día:

http://www.unmundodepeces.blogspot.mx/

muuuuy muy bueno!!!!

jueves, 3 de mayo de 2012

TAMARINO MIDAS

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From Wikipedia, the free encyclopedia
Saguinus midas 



Los Tamarinos pertenecen a la familia Callitrichidae del Orden Primates, esta familia contiene alrededor de 35 especies que podemos encontrar en los bosques tropicales de Centro y Sur América, principalmente en la región Amazónica. 

Son los primates más pequeños, un adulto llega a pesar alrededor de 100 hasta 900 gramos, de pelaje suave, denso y en algunos hasta sedoso.

El Tamarino Midas o tamarín de manos doradas: Saguinus midas, llamado así por el color dorado de sus extremidades, el primero en describirlo fue Linneo,  midas por la mitología griega, ya que midas tenía por castigo unas orejas muy grandes,  dice la creencia indú que el color de las manos de este tamarino se debe a que desdobla el sol todas las mañanas….

Al Tamarino Midas también se le llama “Tamarino Orejas de Burro” y “Tití de Manos Rubias”. En inglés se le conoce por “Midas Tamarin”,“Golden-handed Tamarin” y “Red-handed Tamarin”. En portugués se le llama “Saguim-de-mão-ruiva”. 

Es nativo de Brasil (Amapá, Amazonas, Pará); Guyana; Surinam.

Más información:

RED LIST

PIMATA

DIVERSIDAD ANIMAL


viernes, 13 de enero de 2012

Muerte.... que da vida???


(escrita por mi para Nueva Ciencia)


En una muerte natural, el cuerpo no muere todo a la vez, sino que lo hace progresivamente. La  “inteligencia” se pierde antes que al sistema circulatorio y el respiratorio, y estás a su vez terminan antes que las funciones musculares y suprimidas a su vez antes que la superficie epidérmica.  La putrefacción del cuerpo definitivamente es un signo particular de muerte, e incluso hay casos dónde este proceso empieza con la agonía del moribundo. La putrefacción está en función de la temperatura del ambiente, en verano comienza de 2 a 3 horas después de la muerte, mientras que en el invierno comenzará casi 12 horas después de la muerte. En los organismos encontramos una cantidad diversa de proteínas que al descomponerse resultarán en aminoácidos y otros elementos que las acompañaban.  Todo esto bajo la influencia de diversas sustancias, dará paso a los cambios sobre tales derivados que permitirán el paso a los microbios de la putrefacción. Resultando en ácidos aminados, proporcionan a los microbios material nutritivo de primera calidad, como leucina, glicina, triptofán, ácido espártico y glutámico, cistina entre otros. También subproductos de degradación secundaria como indol, ecatol, iodo, ácido fenil-acético, fenol, etc. Y después compuestos más sencillos como dióxido de carbono, ácido sulfúrico, amoniaco, fosfamina, que en contacto con el aire genera los famosísimos fuegos fatuos. Las características de todos estos compuestos es lo que permitirá a los diversos microorganismos a proliferar una vez que encuentran las condiciones que necesitan.  La acción de las bacterias sobre estos compuestos generan ya las sustancias propias de la putrefacción como la putrescina y cadaverina. El bacilo putrífico interviene y fabrica gas sulfhídrico que al accionar con la hemoglobina de la sangre proporciona las coloraciones verdes en un cadáver. En estos procesos de desintegración participan los aerobios intestinales como el Bacilus fluorescens, cadaveris, faecalis alkaligenes, menetericus, entre otros, que interactúan con el bióxido de carbono y el ácido anhídrido. Están también los anaerobios como Bacilus proteus, violaceus, mirabilis, que producen cantidades importantes de hidrógeno, nitrógeno y amoniaco. Conforme el proceso avanza el desarrollo de descomponedores más complejos es más evidente. En los cadáveres es posible encontrar tres géneros de hongos Mucor, Penicillium y Aspergillus, la invasión de los hongos es de 10 a 14 días después de la muerte, en invierno y de 4 a 6 días en verano. Las sustancias antisépticas y desodorantes que se le rocían al ataúd retardan el proceso de putrefacción pero favorecen el desarrollo de los hongos, que solo se desarrollan en cadáveres inhumados y no en  los expuestos al aire libre. Si seguimos el proceso transformador de la descomposición, encontraremos ya un medio propicio para organismos de organización más compleja aún, como los artrópodos. Las especies se preceden unas a otras. Las moscas de los géneros Calliphoras y Curtonevras son las primeras que llegan atraídas por los ciertos olores que anuncian el suceso de la muerte, y que les anuncian alimento para sus larvas y depositan sus huevecillos en las fosas nasales, boca y ojos. La mosca azul y el moscardón “el gran sarcófago”, acuden también a tal evento. Una vez iniciada la fermentación butírica, aparecen los Dermestos, insectos carnívoros que tienen unas larvas que dan origen a unas mariposas llamadas aglosas. Con la fermentación caseica se presentan las moscas Piófilas y unos coleópteros: los Corinetes. La quinta invasión gracias a la fermentación amoniacal, atrae a unas moscas, las Loncheas, Ofiras y Foras, que se reproducen de manera abundante. La siguiente oleada es la de los necróforos y los Sílfides, que son un género de coleópteros. Los ácaros constituyen la séptima invasión, que devoran lo que queda de la materia blanda. Al cabo de unos 3 o 4 años, participan los últimos devoradores de lo que queda, incluyendo los restos de los insectos y larvas, el Tenebrio obscurus.  Magnin, establece los periodos de la putrefacción, desde el momento de la última exhalación hasta la completa desaparición de las partes blandas: Primer periodo o Sarcofágico, Segundo periodo o Dermasteriano, Tercer periodo o Silfiano y Cuerto periodo o Acarino. Así mismo describe a cada periodo por tiempo y menciona las especies propias a cada periodo.
La entomología interactúa con otras ciencias, como la forense, para la cual es de suma importancia. El primer caso de la resolución de un crimen con la ayuda de los insectos, fue en el año 1235 dónde un "detective" chino: Sung Ts´u, logro resolver el asesinato de un campesino que fue  muerto por las profundas heridas ocasionadas con una hoz. Sung le pidió a los habitantes que levantaran cada uno su hoz en alto, era un día soleado, así que las moscas no tardaron en posarse sobre la hoz culpable, mientras el aldeano confesaba su crimen.

Un cuerpo que pasa a ser un cadáver, también se convierte en una isla, a la cual, una cantidad interesante de diversos tipos de organismos, no tardarán en invadir.

Un nuevo mundo acaba de surgir precediendo la muerte.

REFERENCIAS
  • ·         Restrepo Moreno, A. 1944. Meditaciones Biológicas sobre la Muerte. Medellín. 396 páginas.
  • ·         Martín Retiff, E. 1996. La fauna y flora de los cadáveres. Primera edición. Instituto Politécnico Nacional. México. 118 páginas.
  • ·         Reverte Coma, J.M. 1999. Antropología Forense. Editorial del Ministerio de Justicia.Madris, España. 1057 páginas.

LECTURAS RECOMENDADAS
  • Byrd, H.J. Castner, L.J. 2001. Forensic entomology, The utility of Arthropods in legal investigations. CRC Press. Washington, D.C. 418 páginas.
  • Rámila Janire, N. 2010. La ciencia contra el crimen. Ediciones Nowtilus. Madrid, España. 254 páginas.