martes, 3 de agosto de 2010

PRIMATES


REINO: Aimal
   PHYLUM: Chordata
     CLASE: Mammalia
         ORDEN: Primates




INTRODUCCIÓN
Del complejo mundo viviente que puebla el medio terrestre, un grupo de animales, los mamíferos, destacan por su gran potencia física, su perfecta organización interna, que les permite la independencia del ambiente en que están inmersos, y su superioridad intelectiva, que los eleva por encima de las demás criaturas. La denominación de animales mamíferos se debe a la facultad que tienen de alimentar a sus crías mediante la leche segregada por las glándulas maternas. Pese a ello, el amamantar a sus hijos no es carácter que usualmente sirve para identificarles, sino una serie de particularidades tales como la de las cuatro extremidades que mantienen elevado sobre el suelo su pesado cuerpo, el pelo que cubre su piel, la cabeza bien diferenciada en la que destacan las orejas, los expresivos ojos, la nariz y los labios móviles que rodean la boca son caracteres más comunes para determinar al animal mamífero.
Un mamífero se puede considerar como el resultado final del largo proceso evolutivo que los animales han experimentado desde que abandonaron el mar hace 300 millones de años hasta el momento actual, en que se han adueñado por completo del medo terrestre. En este lento caminar hacia el dominio total del mundo atmosférico, los primitivos vertebrados marinos han sufrido una serie de modificaciones anatómicas que, de modo progresivo, han ido modelando y adaptando a estos animales a formas y estructuras cada vez más complejas y perfeccionadas.
La cefalización, es decir, el crecimiento del volumen del cerebro en relación con el peso total del animal, es más elevada en los mamíferos que en los demás vertebrados, el gran desarrollo y diferenciación cerebral faculta las funciones psíquicas de la inteligencia y de la memoria, al mismo tiempo que se amplían las posibilidades sensitivas y motoras del animal. Las funciones cerebrales, de elevada complejidad, precisan gran cantidad de oxígeno que sólo una circulación sanguínea activa y eficaz, como la de los mamíferos, puede asegurar. Alteraciones en la composición de la sangre detienen la actividad del cerebro. Hasta hace pocos años, la palabra inteligencia estaba reservada al hombre. Con los experimentos de W. Köhler en Tenerife realizados con chimpancés, durante la segunda Guerra Mundial, se descubrieron unos destellos de la inteligencia, el llamado insight, palabra que sirve para denominar el momento de comprensión, en el cual el animal descubre una relación estructural ente le medio y el fin.
Los primeros mamíferos aparecieron en la Tierra hace aproximadamente 200 000 000 de años, durante el Triásico. Eran del tamaño de un ratón y evolucionaron a partir de un antiguo linaje de reptiles, conocidos como reptiles mamiferoides. Como grupo, los mamíferos muestran una mayor eficiencia funcional que sus ancestros los reptiles y a diferencia de las aves, evolucionaron en formas de vida muy diferentes. La mayor parte de los mamíferos modernos aparecieron hasta el Paleoceno y en Eoceno, es decir, hace 60 ó 70 000 000 de años. En aquellos periodos hubo una gran diferencia de mamíferos que desembocaron en diversas líneas a partir de un patrón estructural y funcional básico de tipo insectívoro. Estas tendencias evolutivas estuvieron notablemente influidas por adaptaciones relacionadas con la alimentación y la ocupación del hábitat disponible, algunas líneas invadieron los bosques, otras el mar y el aire (Reyna- Trujillo, 2006).
Los primates se dividen en dos subórdenes: estrepsirrinos y haplorrinos. En los estrepsirrinos el hocico, la región de piel desnuda que rodea las fosas nasales, es prominente, húmedo y glandular, mientas que en los haplorrinos es considerablemente hundida y peluda. Los estrepsirrinos incluyen a los primates mas primitivos, con hocicos mas alargados, un olfato más desarrollado y un cerebro mas pequeño. Se didiven en tres grandes subórdenes: los galagos de África (Galagonidae), los anguatibos, loris y potos del Viejo Mundo (Loridae) y los lémures de Madagascar (un conjunto variopinto de cinco familias: Lemuridae, Cheirogaleidae, Indriidae, Megaladapidae y Daubentiniidae). Resulta remarcable el hecho de que los estrepsirrinos no están presentes en el continente americano.
Los haplorrinos también están divididos en tres subórdenes: los platirrinos y los catarrinos (nombres que indican la forma de sus narices), y los tarseros. Los tlatirrinos incluyen a los monorrinos del Nuevo Mundo: tos titíes y tamarinos (Callitrichidae), y los cébidos (Cebidae), entre los que se encuentran los capuchinos, uacaríes, monos aulladores, monos araña, titíes y monos nocturnos. El suborden de los catarrinos está compuesto por los monos del Viejo mundo (Cercopithecidade), como los papiones, colobos, cercopitecos, langures, macacos y mangabeyes, además de los simios mayores (Hominidae) y los simios menores o gibones (Hylobatidae) del sudeste asiático. Los tarseros (Tarsiidae) son un grupo relativamente pequeño compuesto por tan solo cinco especies de insectívoros nocturnos del sudeste asiático (fig. 1)
Los primates cuenta con 13 familias, 64 géneros y 256 especies, la mayoría de éstos habitan en selvas tropicales entre los 25o N y los 30o S. Entre las excepciones se encuentran los cinco monos del Viejo Mundo cuyo territorio se sitúa completamente fuera de los trópicos. Dos de ellas son macacos: el mono o macaco de Gibraltar, situado al norte de África y en Gibraltar, y el macaco japonés que vive en Hokkaido y Honshu.
Los primates posiblemente se restringen a los trópicos por su alimentación, que se basa principalmente en frutos, brotes o insectos, todos ellos escasos durante el invierno en las zonas templadas. El orden contiene tanto especies terrestres como arborícolas, diurnas y nocturnas, insectívoros, frugívoros o folivoros. El 55 % de las especies pertenecen activos durante el día, son frugívoros y viven en los arboles, un 20 %, comen hojas.
El tamaño suele estar directamente relacionado con su tipo de vida. Muchos depredadores permanecen activos durante el día, por lo que las especies diurnas, suelen tener un tamaño mayor que las nocturnas. Por norma general, la masa corporal de una hembra haplorrina se sitúa en torno a los 6 Kg mientras que una hembra estrepsirrina suele pesar tan solo 1 Kg. Así mismo las especies terrestres suelen ser mayores que las arborícolas puesto que se ven amenazadas tanto por el resto de las especies terrestres como por los depredadores aéreos. Por otro lado el peso corporal también influye significativamente en la dieta de las diferentes especies.
  
COOPEARACIÓN SOCIAL
En la conducta de los animales influyen dos tipos de programación; la innata y la adquirida o aprendida. La innata es la heredada de sus progenitores, se transmite de generación en generación y está supeditada a los cambios que la selección natural les impone. Los conocimientos adquiridos son condicionados por el medio, la relación con individuos de la misma o diferente especie, la tradición y otros que el animal adquiere mediante aprendizaje, el cual a su vez está supeditado a la condiciones psíquicas y somáticas heredadas. Ambas actúan conjuntamente en los actos de los animales, existiendo una interacción entre ellas que es en síntesis lo que explica su conducta.
En el aprendizaje o conocimiento adquirido tienen una gran importancia la memoria asociativa y la inteligencia práctica. La memoria o capacidad de retener pasadas experiencias y poder usar la respuesta adecuada en cada nueva situación, junto con la inteligencia, hace que los jóvenes mamíferos pueda aprender a reconocer al enemigo, a encontrar alimento adecuado, a capturar a la presa, a imitar las voces de los padres, las expresiones faciales, las posturas de los órganos y la posición dentro del grupo, es decir, todo un lenguaje que en los monos superiores y en muchos carnívoros resulta de una gran complejidad y de un alto valor para la vida en común y la supervivencia.
Quizá una de las características más sorprendentes de los primates sea su organización en sociedades. Casi todos los monos  y simios viven en grupos, por ejemplo, la mayoría de los estrepsirrinos. Además, mientras en otras sociedades la pertenencia al grupo varia de un momento a otro y sus miembros vienen y van, en el caso de los primates se observa una cierta continuidad. La fuerza motriz que impulsa la formación de las sociedades primates parece ser el riesgo de la depredación. La convivencia con otros individuos de la miasma especie, evidentemente, tiene sus ventajas y desventajas: por un lado, al aumenta la competencia por los alientos, los individuos tienen que esforzarse más por cada bocado que ingieren; por otro, cuanto mayor es el grupo, mejor se defiende de los depredadores.

JERARQUIAS Y COALICIONES
Una de las principales señas de identidad de las sociedades primates son las jerarquías de poder. A la cabeza se pueden situar los individuos más hábiles a la cabeza, es decir, generalmente los más fuerte. Cabe destacar que en los escalafones más altos, ocupados por machos o hembras, se suele registrar una tasa de natalidad mayor, puesto que obtienen un mejo acceso a los recursos que influyen en la alimentación: los alimentos en el caso de las hembras y el numero de la hembras fértiles en el caso de los macho.
En el caso de las hembras, los rangos superiores adquieren una mayor importancia en aquellas comunidades en la que los recursos están agrupados y, en consecuencia, un solo individuo poderoso puede monopolizarlos más fácil mente (competencia localizada). Estos recursos, por ejemplo, pueden consistir en una gran cantidad de fruta acumulada en un árbol. Por ello, cuando están en libertad, las especies frugívoras como los papiones, macacos y chimpancés, presentan unas jerarquías femeninas muy marcadas. Por el contrario, cuando los recursos están dispersos y no se pueden monopolizar (competencia aleatoria) el rango de los individuos pierde parte de su importancia. Esto ocurre principalmente en las especies folívoras como los colobos y gorilas, donde las jerarquías femeninas son mas pasivas y débiles.
El modelo de organización es muy similar en el caso de los machos: el rango dominante de los machos pierde importancia en aquellas especies en que hay unos ciclos reproductivos mas marcados, puesto que todas las hembras están preparadas para el apareamiento al mismo momento y un único macho no puede monopolizarlas a todas.
Los rangos de poder no siempre se establecen según la capacidad del individuo en la lucha; los primates a menudo forman alianzas o amistades con otros machos para alcanzar un mayor poder a través de la cooperación. Estas alianzas se negocian largas y tendidas durante las sesiones de acicalamiento y pueden impactar significativamente en la política primate.
En conclusión, el rango de las hembras puede depender de la familia o de la línea matriarcal a la que pertenece hasta el punto de que todos los miembros de una línea matriarcal superara en estatus incluso al individuo  de mayor rango de una línea matriarcal de una línea inferior.

PELIGRO DE EXTINCIÓN
Los primates corren un mayor peligro de extinción que la mayoría de los mamíferos; de hecho casi la mitad de las especies existentes están en peligro de extinción, incluidos todos los grandes simios y la mayoría de los lémures. Tras la llegada de los humanos a Madagascar y en tan solo un milenio se han extinto 15 especies de primates que representaban un total de 8 géneros. De manera más global, un gran número de especies están clasificadas hoy en día como especies amenazadas o gravemente amenazadas; algunas de ellas, como el tití de leo dorado y el gibón Moloch, pueden desaparecer en los próximos 50 años. Las especies primates se enfrentan principalmente a dos amenazas: la perturbación de su hábitat y la caza. La perturbación del hábitat se debe a las actividades agrícolas y forestales, y amenaza la supervivencia de las especies porque modifica, fragmenta y destruye sus entornos. Se estima que entre 1981 y 1990 de destruyo un 8% de las selvas tropicales existentes. Los primates logran adaptarse siempre y cuando sus necesidades básicas queden cubiertas como por ejemplo el acceso a árboles frutales. A demás, también resulta de gran importancia que los oasis de hábitat restantes estén conectados entre si por un territorio seguro y adecuado para que las diferentes especies puedan mezclarse.
La razón principal por la que las personas cazan primates es para el propio consumo; en otras ocasiones los atrapan para venderlos vivos a compañías que los usan en la investigación biomédica, o muertos para obtener su piel y órganos, material muy utilizado en la medicina tradicional oriental.

DIVERSIFICACIÓN
Los simios son nuestros parientes más cercanos y junto con los Homo sapiens, forman la superfamilia Hominoidea, que cuenta con los primates actuales de mayor tamaño. Los grandes simios en particular son sorprendentemente similares a los seres humanos en cuanto a su biología reproductiva y en los cuidados maternos se prolongan más de lo habitual, hasta los 18 meses los gibones y hasta los 3 años en los grandes simios. Se observan diferencias significativas entre los simios menores de tamaño mediano (familia Hylobatidae), y en los enormes grandes simios (Hominidae). Los parientes fósiles de los simios datan de principios del mioceno, hace unos 20 millones de años. De hecho, los simios menores se empezaron a diferenciar a principios del oligoceno (hace unos 34 millones de años), pero por ahora no se han encontrado parientes fósiles directos. Los simios no tienen cola y sus extremidades delanteras fundamentales en la locomoción son más largas que las traseras. Su pecho tiene la forma de barril, en vez de ser aplanado en los lados como en los monos. La estructura de su muñeca se modifico con la interposición de un menisco cartilaginoso entre el final del cubito y los huesos de la muñeca, lo que le otorga una mayor movilidad. El dimorfismo sexual se observa principalmente por el tamaño corporal.
Los numerosos tipos de mono, así como las diferentes variedades dentro de un mismo tipo, se deben a la gran especialización de que son capaces. La mayoría de ellos, animales arborícolas que raramente descienden al suelo, quedan con frecuencia aislados en un área del bosque y allí permanecen largos períodos de tiempo sin tener ningún contacto con otras poblaciones de su misma especie. Conforme pasan las generaciones, se producen cambios que influyen positivamente en su supervivencia y se transmiten a todo el grupo aislado. La suma de estos cambios hace que cada vez sean mayores las diferencias entre el grupo aislado y el grupo de donde proceden y finalmente, el aislamiento reproductivo es completo y los individuos de éste grupo no podrán cruzarse con el tipo original y con ello habrá surgido una nueva especie.
En el transcurso de los años y debido a toras causas tan importantes como son los cambios del genoma, la alimentación y la conducta, se ha ido creando una sorprendente gama de variaciones en cuanto al color del pelaje y la forma del cuerpo. De aquellos diminutos primates de largas colas que viven en los árboles, como son los loris y tarseros, se ha pasado a otros primates también arborícolas, pero con unos rasgos faciales, expresión y coloraciones del pelo y la piel tan característicos que los hacen inconfundibles y de fácil identificación. A ellos pertenecen los titíes, calimicos, monos ardillas, capuchinos, sakis, uacaries, aulladores, arañas y lanudos del continente sudamericano, y los cercopitécidos, propios de las selvas del África ecuatorial.
En México existen tres especies de primates Cebidae: Alouatta palliata (mono aullador pardo o de manto), Alouatta pigra (mono aullador negro) y Ateles geoffroyi (mono araña). 
La distribución original de A. palliata está reportada para el sur y este de México, excepto la península de Yucatán (Emmons 1990, Reid 1997). Hall (1981) distingue la subespecie A. p. mexicana con esa misma distribución. Para A. pigra su distribución original se subscribe a la península de Yucatán (Hall 1981, Emmons 1990, Reid 1997) y para A. geoffroyi incluyen las dos costas del sureste mexicano junto con la península de Yucatán.
También en este caso Hall (1981) distingue una subespecie restringida a la península de Yucatán: A. g. yucatanensis (Kellogg y Goldman 1944).
Estudios recientes indican que las especies y subespecies mencionadas se distribuyen en fragmentos de selva localizados en los estados de Veracruz, Tabasco, Campeche, Chiapas, Yucatán, Quintana Roo y algunas regiones de Oaxaca. Sin embargo, todas las distribuciones propuestas en estas publicaciones, se pueden considerar como inexactas debido al escaso número de registros de campo que presentan. Esto se acentúa para el caso particular del estado de Campeche.
En conclusión la fórmula del éxito de los primates podría resumirse en una mayor eficacia, mayor sensibilidad corporal, cerebro más complejo, temperatura constante y elevada, extremidades atléticas, pocas crías  al  año con una más larga dependencia con los padres y, sobre todo, una mayor actividad e inteligencia que el resto de los animales.

FILOGENIA
La evolución de los primates comenzó cuando las primitivas musarañas se treparon a los arboles, las tendencias en la evolución de los primates parecen estar relacionadas con adaptaciones a la vida arborícola.
Los primates se dividen en dos grupos: Prosimios (lémures, loris, tarseros) y Antropoides (monos, gorilas y humanos).
La taxonomía de los primates no tiene variaciones significativas en la literatura, sin embargo, tiene un enfoque humano, se ha hecho mucho por definir el lugar de la especie humana dentro de este grupo; las técnicas modernas de estudios genéticos han permitido llegar a conclusiones que sitúan a los humanos de manera realmente estrecha a los pertenecientes al grupo; así que llegan a ser relaciones filogenéticas antropocéntricas.
Las semejanzas morfológicas, bioquímicas, y genéticas sitúan al ser humano en el orden de los primates de la clase mamíferos. Dentro de los primates, son el chimpancé, el gorila y el orangután, sus parientes más próximos. Los datos de comparación de secuencias muestran que hay una similitud del 98,5% entre el DNA humano y el del chimpancé. Esta semejanza es mayor que la que existe entre el chimpancé y el gorila o el gorila y nosotros, por lo que el chimpancé y los humanos compartimos un antecesor común más reciente que ambos con los gorilas. Esta cercanía, que se ha estimado en 5M de años, es mucho mayor de lo que se había inferido sólo con datos morfológicos, y muestra la capacidad de los datos de DNA para desvelar relaciones de parentesco. En la evolución humana existen dos grandes adquisiciones, la marcha bípeda, y el desarrollo extraordinario del cerebro. El registro fósil nos muestra que la postura erguida precedió al desarrollo cerebral y que África es la cuna de la humanidad. El Australopithecus, de una antigüedad de 1,5-5M de años es el primer mono antropoide de marcha bípeda. Su capacidad craneal era similar a la del chimpancé y gorila actual. El Homo habilis y el Homo erectus son las líneas que siguen cronológicamente hasta la llegada de nuestra especie, Homo sapiens, hace 100.000 años.


REFERENCIAS

  • Emmons, L.H., 1990. Noetropical rainforest mammals: afield guide. The University of Chicago. U.S.A. 281 p.
  • Hall, E.R. 1981. The Mammals of North America. The Ronald Co. Nueva York. Vol 2: 6 + 601-1118+90 p.
  • Kellogg, R. y E.A. Goldman. 1944. Review of the spider monkeys. Proceedings of the U.S. National Museum 96: 1-45.
  • Macdonald, D. 2006. La Gran Enciclopedia de los Mamíferos. Editorial Libsa. Alcobendas, Madrid. 928: 316-451
  • Reyna-Trujillo T., Lopez-Wilchis R. 2006, Vertebrados de México/procordados, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Universidad Autónoma Metropolitana. Distrito Federal, México
  • Watts, E.S. & V. Rico-Gray. 1987. Los primates de la Península de Yucatán, México: estudio preliminar sobre su distribución actual y estado de conservación. Biotica 12: 57-66. Weber, M. 1997. Retos y perspectivas

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